Comentario
Cómo dieron tormento a Cuahutimoccín para saber del tesoro
No se halló en México todo el oro que primeramente tuvieron los nuestros, ni rastro del tesoro de Moctezuma, que tenía gran fama; de lo que mucho se lamentaban los españoles, pues pensaban, cuando acabaron de ganar a México, hallar un gran tesoro, o al menos que hallaran cuanto perdieran al huir de tal ciudad. Cortés se maravillaba de que ningún indio le descubría oro ni plata. Los soldados presionaban a los vecinos por sacarles dinero. Los oficiales del Rey querían descubrir el oro, plata perlas, piedras y joyas, para juntar mucho quinto; empero: nunca pudieron conseguir que ningún mexicano dijese nada, aunque todos decían que era grande el tesoro de los dioses y de los reyes; así que acordaron dar tormento a Cuahutimoccín y a otro caballero privado suyo. El caballero tuvo tanto sufrimiento, que, aunque murió en el tormento de fuego, no confesó cosa alguna de cuantas le preguntaron sobre tal caso, o porque no lo sabía, o porque guardan con gran constancia el secreto que su señor les confía. Cuando lo quemaban miraba mucho al rey, para que, teniendo compasión de él, le diese licencia, como dicen, de manifestar lo que sabía, o lo dijese él. Cuahutimoccín le miró con ira y, lo trato vilmente, como persona muelle y de poco, diciendo si estaba él en algún deleite o baño. Cortés quitó del tormento a Cuahutimoccín, pareciéndole afrenta y crueldad, o porque dijo que había echado en la laguna, diez días antes de su prisión, las piezas de artillería, el oro y plata, las piedras, perlas y ricas joyas que tenía, por haberle dicho el diablo que sería vencido. Acusaron esta muerte a Cortés en su residencia como cosa fea e indigna de tan gran rey, y que lo hizo de avaro y cruel; mas él se defendía con que se hizo a petición de Julián de Alderete, tesorero del Rey, y porque se averiguase la verdad; pues todos decían que se guardaba él toda la riqueza de Moctezuma, y no quería atormentarle para que no se supiese. Muchos buscaron este tesoro en la laguna y en tierra, por lo que dijo Cuahutimoccín, mas nunca se halló; y es cosa notable haber escondido tanta cantidad de oro y plata y no decirlo.